País de mierda

Picadillo de Billetes auténticos colombianos sobre papel de baño.

Instalación 1 m cuadrado.

A lo largo de mi trabajo creativo, la pregunta que ha atravesado los procesos de creación e investigación alrededor de la imagen ha sido por el cuerpo desde sus múltiples comprensiones (Biológicas, políticas, históricas, estéticas, etc.) De tal forma, he emprendido procesos cada vez más profundos alrededor del cuerpo y sus formas de aparición, desplegando la pregunta a formas no humanas, interesándome por formas de cuerpo vegetales, animales, y para el interés particular del proceso de investigación adelantado en la residencia artística, me interese por las formas de ser cuerpo y las formas de escritura de ese gran Geo-Cuerpo en donde habitamos. 

Así, teniendo como comprensión la estética en tanto condición de Estesis, la cual está presente en tanto cualidad y capacidad que tiene la vida (los cuerpos) para percibir, me adentré en buscar los signos y trazas que dejan los cuerpos en diversas superficies, como mecanismo para entenderlos y generar relaciones con formas de vida no humanas, y como estrategia para entender organismos de vida complejos, que se escapan a las concepciones tradicionales que tenemos de lo vivo, de lo corpóreo y de lo estético.

Bajo esta premisa, inicie procesos de observación minuciosa a diferentes tipos de huellas dejadas por el mar (entendido como cuerpo) sobre todo el borde de la playa (entendiendo esta como superficie). 

Fue así como encontré el movimiento (en su mínima expresión) como una categoría importante para dar cuenta del proceso estético – perceptivo que me permite establecer esta relación como un acontecimiento que da cuenta de la relación viva que existe en esos complejos sistemas que se tejen a la orilla de la playa, por lo que el movimiento como categoría, me llevó a realizar observaciones sobre el registro de los cuerpos sobre la tierra, esto como una forma de inscripción en las lógicas de un Estetograma.

De esta manera, la pieza de video realizada durante la residencia, da continuidad a la búsqueda, observación y registro de estos registros de los cuerpos realizados en la tierra. Exploración que se materializó desde el video como dispositivo de registro de huellas y trazas que hablan de esa relación perceptiva del movimiento en tanto condición de estesis. 

Por otra parte, y dentro del estudio de estos registros sensibles, actualizaciones del paso del tiempo, del transcurrir del día, del movimiento del cuerpo sobre la tierra, o como lo diría José Luis Pardo, registros sensibles de la tierra o “Geo-poéticas del espacio” la fotografía me permitió entender otra condición del estetograma en tanto aquella capacidad que tienen estas huellas de referirse al todo desde el fragmento, pues a través del fragmento puedo hacer una contención y alusión del todo, en este caso, lo fotográfico me permitió encontrar una forma sensible de hablar de la totalidad del cuerpo (la playa) a través del registro de pequeños fragmentos de ella.

Finalmente, el proceso de creación que lleva como nombre “Orilla de Playa” es una recopilación de imágenes fijas y en movimiento, que intentan dar cuenta de esas geo-poéticas que se inscriben en el territorio físico, que nos permiten comprender como opera esta relación entre mar-playa playa-comunidad y sobre todo, cómo hacer visible trazas de la tierra y el territorio imperceptibles que nos invitan a relacionarnos de forma sensible con nuestro territorio y a entender la complejidad de relaciones que la tierra como organismo vivo y contenedor de ella alberga.

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Texto curatorial

“Visible y móvil, mi cuerpo está en el número de las cosas, es una de ellas, pertenece al tejido del mundo y su cohesión es la de una cosa. Pero puesto que ve y se mueve, tiene las cosas en círculo alrededor de sí, ellas son un anexo o una prolongación de él mismo, están incrustadas en su carne, forman parte de su definición plena y el mundo está hecho con la misma tela del cuerpo” 

Maurice Merleau-Ponty El Ojo y el Espíritu

El cuerpo percibe el mundo, transita, recorre, se desplaza a través de su geografía, es afectado por el exterior, al tiempo que afecta y transforma aquello con lo que se relaciona. Cada huella, cada mutación de la piel es resultado de la interacción inevitable entre el cuerpo y su entorno.

El trabajo artístico de Adrián Hueso parte de la exploración de la condición estética y sensible de la corporalidad, convoca una mirada a las formas de interacción entre el cuerpo y el paisaje, no sólo desde la contemplación, sino desde la afectación mutua, desde las mediaciones que permiten la apropiación formas, movimientos y temporalidades.

De este modo, el cuerpo opera como pliegue, como dispositivo que simultáneamente percibe y altera, provocando la emergencia de otros cuerpos, cuerpo-hoja que cae, contenido por la corriente de aire, cuerpo-raíz que hunde sus extremidades en la tierra, aferrándose al terreno fértil, cuerpo-tronco que responde con su movimiento pendular, a los intervalos del tiempo, deteniéndose y reanudando, prolongando la duración del movimiento.

Felipe Martínez Q.